La personalidad obsesiva

Ser obsesivo no es del todo malo. Por ejemplo, ser obsesivo en determinadas tareas durante poco tiempo ha demostrado ser una forma muy efectiva de autodidactismo. El problema empieza cuando las obsesiones se expanden a otros campos de tu vida y no durante poco tiempo.

– ¿Pero cómo no estás triste? 
– ¿Y cuando vas a empezar a estudiar? 
– Si te supieras todos tus exámenes como las canciones de la radio... 
– Tienes un 9 en un examen, ¿y qué te ha faltado para el 10? 

Supongo que hay que tener cuidado también con las exigencias externas. ¡Cómo si el obsesivo no tuviera suficientes exigencias internas! Ser obsesivo tiene cosas buenas. Inteligente, curioso, muy buen estudiante, constante, ordenado (o completamente desordenado porque considera que no tiene el tiempo necesario para desarrollar esa tarea a la perfección). 

Pero no todo es bueno: el obsesivo es inseguro, vive rodeado de miedos que solo tiene en su cabeza, tiene baja autoestima, es adicto al trabajo (para mantenerse ocupado, no pensar y sentirse bien porque "está haciendo algo productivo"), perfeccionista, poco espontáneo,  se cree que lo sabe todo y que es muy complicado que alguien le pueda enseñar algo, pero, sobre todo, lo que más caracteriza a un obsesivo es el hecho de que le da muchas vueltas a las cosas. Este proceso se denomina "rumiación". Sucede que, según Sharon M. Koening, tenemos más o menos unos 60.000 pensamientos al día, y la mayoría de ellos son negativos. Una vez se les hace caso (más de lo normal) a estos pensamientos intrusivos y molestos (obsesiones), viene la respuesta (compulsión). Y este proceso se repite durante muchas veces. Infinitas. Y la obsesión se hace más grande. Pero no infinita. 

Es aceptable, además de completamente normal, ser obsesivo en ciertos momentos de la vida; me atrevería a decir que todo el mundo, cuando descubre algo que le gusta y le motiva, empieza a dedicar cada vez más tiempo a esa actividad. Yo estoy escribiendo este artículo (primera versión en el movil) en un viaje de avión porque me ha "salido hacerlo" de esa forma. Así, imaginemos el marco de que te quieres preparar el examen del C2 de inglés y te decides apuntar a una academia (el obsesivo es buen estudiante, no se prepara cualquier título). Te aseguro que: 

  • entre la dificultad del nivel,
  • la competitividad del mercado,
  • la adicción al trabajo y autoexigencia, 
  • el precio del examen oficial de Cambridge, 
  • y las preguntas de papá y/o mamá (si se preocupan) del tipo: ¿cómo va la academia?, 

el obsesivo será monotema

Decir que una persona padece un trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es poner una etiqueta a una obsesión en particular, como las obsesiones por los gérmenes y/o la limpieza.
Bajo mi punto de vista, un TOC es grave y debe tomarse en cuenta cuando interrumpe el flujo diario de los acontecimientos de tu vida. 

En otras palabras, cuando afecta negativamente a tu salud mental y no te puedes ni concentrar.

HOCD y ROCD (respectivamente por sus siglas en inglés, miedo a ser homosexual y miedo a no querer a tu pareja) son dos trastornos obsesivos en los que se presentan pensamientos incontrolables e indeseados acerca de tu condición sexual y tus relaciones. Lo que más frustra al obsesivo es no saber distinguir entre la realidad del contenido de sus pensamientos y su significado. Entonces, su cabeza se llena de muchos "y si..." (los denominados What ifs).

Imaginemos que soy un chico que tiene novia. De repente, un día, algo se te activa cuando ves a un chico atractivo por la calle. Empiezas entonces a cuestionarte: ¿y si me gusta? ¿por qué pienso que es guapo? ¿por qué estoy pensando tanto en esto? ¿y si no me gustan las mujeres ya? ¿y si todo esto es mentira y no quiero a mi novia? Afortunadamente, se sale de ahí, de todo ese agujero. Dejas de cuestionarme y dejas pasar los pensamientos, y aquí estoy. 

Mi conclusión es que aunque pienses que te vas a morir o que no hay nada peor que esto, la verdad es que nadie se muere de esto, nadie se muere de ansiedad, miedos o dudas, y es solo cuestión de tiempo que veas la luz al final del túnel. Pero tienes que verla por ti mismo.

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